La religión no está destinada a ser llevadas simplemente como un manto en la casa de Dios; los principios religiosos deben caracterizar toda la vida. Pág. 179
El ejemplo y la conducta del cristiano, lo mismo que sus palabras, deberían ser de tal naturaleza que despierten en el pecador el deseo de acudir a la fuente de la vida. Pág. 122
Ver: Lo que Dios espera de nuestra influencia sobre los demás. Pp. 415 - 416
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